La obsesión masculina con ser probados por las mujeres
Hoy compartiré el cuarto y último fragmento de mi libro «La Seducción Inteligente«. Trataré el punto de las famosas pruebas femeninas y cómo alteran el estado mental de los hombres. Y trataré de salirme de ese marco para acceder a uno superior y más liberador.
Este punto es un buen divertido, o al menos uno que a mí me hace mucha gracia. Muchos hombres literalmente están girando en una rueda de hámster, detrás de una mujer. Literalmente la persiguen pero sin avanzar, y piensan que cualquier cosa que ella hace es una prueba, y se devanan los sesos buscando como responder para quedar bien. Eso es girar en una rueda de hámster que piensas que ella mueve, pero eres tú mismo el que mueve sin avanzar.
Cuando estás en la rueda del hámster tiendes a creer que toda la interacción que ella hace contigo se basa en una trampa, en una prueba de calidad, y que si la superas la seducirás, y te ganarás el premio, serás el elegido.
Revisemos esa creencia detenidamente: parte de la misma premisa que guía este libro y es que estás en diferencia de posición con respecto a la mujer, ella está arriba o adelante, y tu abajo o corriendo detrás, y que ella está probando a los hombres buscando al “indicado”, al “elegido” y que para ello, como el Indiana Jones y la Última Cruzada te pone pruebas mortales para ver si llegas al Santo Grial (el cual es en sí mismo otra prueba, si recuerdas la película). En primer lugar el “indicado” y el “elegido” ya no tiene tanto misterio como parece, es simplemente el que les gusta, el que las excita y al que se quieren llevar a la cama o “comer” como dicen ellas mismas.
Como ves, desconocemos la realidad femenina y por ello, como con los dioses, nos inventamos mitos, y las pruebas son un mito más. ¿Hay mujeres que juegan? Sí, y se llaman manipuladoras, y deberías huir de ellas, en lugar de ponerte a bailar al son que te pongan. Una mujer estable, equilibrada, inteligente y de valor no pone pruebas. Si te ponen pruebas te están diciendo “eres débil y quiero manipularte a ver hasta donde llegas”, eso es lo que sub comunica la manipulación.
Si pones límites, aumentas tu inmunidad a ser manipulado y a que jueguen contigo. El no poner límites indica que eres necesitado y que te sometes a los demás. Si aprendes a decir que no, y si mantienes tu criterio no tendrás que pensar en esos jueguitos de algunas. Un ejemplo de poner límites es rehusarte a responder preguntas estúpidas o absurdas y descartarlas de plano.
No solo las mujeres ponen pruebas, todos los seres humanos cuando adoptamos una postura manipuladora ponemos aros, y no solo para la seducción y el cortejo sino para cualquier situación, algunas incluso más delicadas como el trabajo y los negocios.
Hay algo interesante en los test, en las pruebas o lo que algunos llaman aros. Es interesante porque lejos de aplicar presión en mí para superarlos como si fuera una de esas pruebas del ejercito, donde pasas por terrenos llenos de obstáculos, barro, perros rabiosos, muros, sargentos que te gritan y te insultan, yo los tomo con un verdadero entrenamiento para la vida, como un reto para mi inteligencia emocional y mi corteza cerebral, donde reside la zona encargada de la estrategia.
Los aros femeninos son solamente un juego comparados con las pruebas a los que te sometes cuando estás en una mesa de negociación jugándotela en un proyecto, la estrategia de personas que tratan de sacer ventaja de ti haciéndose pasar por sus amigos, o los aros que te ponen para que muestres tus capacidades en terrenos laborales, profesionales o comerciales. Elementos en donde si bien no te juegas la vida, si te puedes llegar a jugar mucho dinero, tu estabilidad o tu futuro.
Ser exitoso con las mujeres no es un don, es simplemente una habilidad y no obtienes cierto nivel de éxito sin práctica. Y tienes que ser bueno con las pruebas que algunas de ellas te ponen. Lo que he encontrado es que ellas buscan llevarnos a tener un falso sentido de seguridad donde nos hacemos presumidos y bastante confiados, tras lo cual cortan la cuerda y nos ven caer mientras se apartan sonrientes.
La solución genérica a los test, pruebas y aros de las mujeres es simple: firmeza, ser consistente con tus principios y seguir el instinto de lo que tu deseas. Es importante que también desarrolles la sinceridad para desenmascararlos, las mujeres siempre te negarán que te están probando, lo que yo hago es que les muestro que su prueba es una prueba y que soy un zorro en ello y que conmigo esas tácticas no funcionan.
Si alguna mujer intenta probarme por ejemplo, ignorándome a ver cómo reacciono, directamente le indico “tu estrategia de la niña interesante no funciona conmigo”, a continuación le digo lo que quiero: “deseas ir conmigo este fin de semana fuera de la ciudad o tienes que ir a la entrega de los premios Grammy (o algo igualmente absurdo).” Nunca se los digo ni herido, ni afectado, ni susceptible, se los digo como se los diría a mi sobrina de 8 años cuando me intenta manipular para que le compre unas gomitas, la mayoría de las veces se los digo sonriendo. Si hay un imán de mujeres es demostrar que tienes mundo, que eres un veterano de varias guerras, que tienes mañas, las identificas y las usas. Siempre le pongo humor a su aro, eso le baja el nivel, a veces se ponen de mal genio, cuando eso sucede sé que anote un gol en su arco. Para que no me idealices, aún con los años, aún pierdo algunas pruebas, pero ¿adivina qué? Si pierdo una vez seguro la segunda gano.
Además yo pienso con mentalidad de seleccionador, es decir, yo también busco escoger lo mejor. Pienso con mentalidad de emprendedor, no de empleado-oficinista con las mujeres. La metáfora en lo profesional es ¿pasas hojas de vida a todos lados y esperas que te llamen o eres de los que seleccionas los lugares donde deseas trabajar? Algunos dirán “ay pero es que en estos tiempos de desempleo toca lo que salga”. Ok, esa es la mentalidad empleado-oficinista de la seducción, bajando el precio para conseguir “alguito”. Con las mujeres ¿esperas pasivamente a hacer la tarea correctamente con ellas y ser seleccionado, o también seleccionas y escoges, incluso dándote el lujo de rechazar ofertas aparentemente buenas por ir por las mejores y las extraordinarias? Allí hay una diferencia enorme. Eso hace que no seas pasivo esperando su aprobación, sino que seas activo y la pongas a ella también en evaluación.
Si te prueban, no te preguntes “¿Cómo respondo?” sino “Qué estoy haciendo mal y qué debo hacer mejor para que no me vean la cara de hámster y deseen manipularme”, y qué estás comunicando para ser percibido de una forma semejante. Quizá te sientes ansioso porque aún eres virgen, o porque llevas una buena temporada sólo, o porque tu ex novia te dejó por su mejor amigo. Encuentra las emociones vinculadas a esas experiencias, hazte las preguntas incómodas y usa esas emociones negativas (frustración, tristeza, rabia, deseos de venganza) de tal forma que no te saboteen, intenta liberarte de ellas y cambiarlas por emociones positivas, ellas ayudarán a que tu ansiedad y necesidad disminuya y puedas ser más abierto, empático, vulnerable y preciso.
Pregúntate lo siguiente: ¿qué es lo que está expresando tu necesidad? ¿Qué es lo que necesitas? ¿Necesitas sexo, compañía, amor, validación, que sepas que eres querido por alguien, que una mujer te haga sentir atractivo? ¿Necesitas probarte que no eres víctima de una maldición para que estés solo? ¿Necesitas probarte que eres deseable sexualmente? ¿Necesitas venganza? ¿Necesitas impresionar a otros hombres porque en tu pasado fuiste matoneado o porque te sientes menos hombre al asociar masculinidad con número de mujeres en la cama?
Al hacerte estas preguntas estarás profundizando en qué es lo que te está saboteando tu desempeño. Trabaja en esas respuestas, y sobre todo camina al descubrimiento que esa respuesta está en ti, no en una mujer, la respuesta está en la forma en que defines una experiencia, una creencia, no está en lo que una mujer te pueda dar.
Necesitas calma para reaccionar frente a lo que una mujer hace, no te tensiones, no te estreses, no le busques cinco patas al gato, no dediques tu mente obsesivamente a analizar cada cosita que ella hace o dice. En la medida en que lo haces tu necesidad sube. Abundancia mis amigos, esa es la respuesta, una vida abundante no tiene tiempo para ponerse a pensar como si fueras princesita de Disney. Si a una mujer le gusta lo que soy, bien, y si no pues vivo una vida abundante, donde hay más mujer
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¡Es el momento de vivir una vida extraordinaria!
¡Hasta la próxima!