¿Hasta cuando insistir a una «mujer difícil»?
Me escribía un lector hace días:
-“Hey Naxos, ¿que ya no vas a volver a hablar de seducción o que?
Pues en sentido amplio sigo hablando de seducción si entendemos, como lo hago, que la seducción abarca toda tu vida, y que incluye todas tus esferas de existencia vitales.
Muchos que me preguntan “hey Naxos ¿cómo hago para estar con X mujer?” y se sorprenden cuando les digo “y ¿cómo está tu vida?”. Y ellos insisten en preguntar y preguntar por esa mujer en particular, mientras yo trato de descentrarlos y hacerles un “zoom out”, para que vean la perspectiva, para que se vean a sí mismos y a su entorno y a esa mujer.
En ese punto pueden ver un poco más claro lo que en realidad les está ocurriendo.
Y hoy quiero hablar de un tema supremamente simple y es ¿hasta cuándo insistir? ¿hasta cuándo es suficiente insistir y cómo insistir con una mujer? Suponiendo que ella o se hace la difícil o no está en el modo de querer algo o es efectivamente una mujer difícil.
¡Vaya tema tan importante en la seducción y en las relaciones de pareja!
La gran mayoría de consultas que decido aceptar van relacionadas con cuánto es poco y cuánto es mucho. Y he tenido experiencias donde simplemente se abandonó muy rápido y otras en las cuales se generó tal cansancio y hastío que el hombre termina agotado, frustrado y furioso y ellas no quieren volverlo a ver nunca.
La respuesta es simple: puedes insistir hasta el punto en el que sientas que aún conservas tu valor, en el momento en el que sientas que tu valor empieza a disminuir, ya no estás insistiendo, estás regateando, y lo regateado pierde valor.
Pero vamos a la historia extensa ¿por qué y cuándo una mujer es difícil? La respuesta está en comprender que la seducción es en gran medida un intercambio de valor, donde dos personas se encuentran y se comparan sus valores relativos encontrando que les resultan mutuamente atractivos o repelentes.
En palabras más sencillas: una mujer se ve atraída por ti en gran medida porque tú representas algo que ella anhela y que ella desea. El deseo es carencia, es necesidad, en muchos casos es dolor y angustia, el deseo es ausencia más o menos dolorosa de algo.
Y ese deseo requiere ser saciado. Y el deseo es de una naturaleza compleja: deseamos sexo, compañía, estatus, experiencia, sabiduría, etc. Deseamos muchas cosas y nos desean por muchas y complejas cosas.
Muchos, especialmente los amigos de doctrinas resentidas, se asustan cuando uno les dice que la seducción es interesada por naturaleza. Y es que el resentimiento es el hermano bastardo del idealismo (aunque ellos crean que son pragmáticos por naturaleza porque descubrieron que las mujeres son jodidas y contradictorias, es decir descubrieron que son humanas ¡vaya cosa!). El idealista cuando se da de cara contra la acera y pierde algunos dientes en el golpe se vuelve resentido, es la primera fase, en general todos los que hemos sido idealistas hemos pasado por la época revolucionaría de odio al darnos cuenta que las mujeres no son puras ni santas, son nada menos y nada más, humanas como nosotros.
Increíble que haya radicalismos masculinos reunidos en torno al descubrimiento de que el agua moja.
Pero bueno, sin más mala leche.
La seducción es un intercambio de valor. Descubrimos consciente o inconscientemente que el otro es valioso y eso nos hace enamorarnos y desearle. Y por ello la seducción es interesada, porque buscamos valor, no buscamos lo pobre ni lo feo ni lo rechazado ni lo no deseable (generalmente). Y de eso ya hablé aquí.
Ahora bien, una mujer aparece como difícil por las siguientes razones:
1. Se valora así misma con un valor superior al que percibe en ti y esto es un tema de percepción (es decir, a ella le parece que no eres tan valioso y por ende deseable)
2. Efectivamente hay una diferencia de valor (ella tiene mayor belleza, estatus o poder).
Ojo con esto. Cuando seducimos buscamos obtener valores superiores. Y esto es claro para las mujeres (hipergamia y luego hablare en otro post de ello) y para los hombres aunque no en estatus sí en belleza, de tal manera que ellas no aspiran a los pobres y nosotros no aspiramos a las feas.
¿Es claro?
Muy bien. Si ella se hace la difícil es claro o que no estás comunicando tu valor de forma correcta, es decir, algo en tu interacción con ella hace que tú no seas percibido como deseable y que no logres mostrar tu valor.
Y esta es la trampa donde muchos caen, porque lastimosamente se dedican a comprobarle a la mujer su valor y en el proceso se van “destiñendo”, esto es, van perdiendo valor.
La lógica es clara: Si vales tanto ¿por qué carajos insistes tanto?
Lo valioso debería poderse ver casi a primera vista.
Lo valioso tiene más opciones, si no es visto como valioso por alguien es que ese alguien tiene un problema.
Es como si tu eres un diamante, pero ella cree que eres un zircón, y el diamante dice “hey soy un maldito diamante”, eso hará más increíble su historia.
El punto es, el diamante, cuando es un diamante, actúa como un diamante, se le nota. Brilla. Es majestuoso. Por lo cual el principio básico que debes preguntarte cuando una mujer parece difícil es ¿dónde esta tu percepción de tu propio valor?
No tendrás mujeres valiosas y cada vez más valiosas si no sientes que tú lo vales.
Ese es el gran cambio de paradigma que trabajo.
Por que ello determina el enfoque de tu insistencia: a menos valor más insistencia, a más valor una “insistencia” más inteligente.
¿En qué consiste?
En no estás detrás de ella, en actuar considerando tu valor, lo cual implicará naturalmente que serás arrogante y tremendamente confiado, lo cual a su vez implicará que ella deje de ser tu centro de atención para volcarte en el círculo que la rodea, lo cual incluye otras mujeres y otros hombres.
Sí, sí. Sé que esa mujer puede gustarte mucho. Que puede parecer lo más cercano al tipo de mujer que deseas para ti.
Pero aún así, necesitas conservar la calma y actuar de forma menos impulsiva y más pragmática.
Qué no debes hacer:
+ Caer en la trampa de ser percibido como manipulable al aumentar tus invitaciones pagadas o regalos.
+ Ningunearla, de tal manera que a fuerza de indirectas logres “rascar” en algún hueco de su autoestima. ¿Por qué? Porque en el caso que no lo tuviera rebajas tu valor y te percibes como manipulador.
+ Hacer preguntas obvias y directas al por qué no te pone atención o por qué es una “mujer difícil”, eso ya te disminuye la estatura como un metro.
+ No amplificar tu atención sobre ella, de tal manera que se vuelve el centro de tu universo. Aunque la revistas para mujeres digan que lo que quieren es “atención” lo que quieren es sentir deseo, e irónicamente el exceso de atención mata (sangrienta y cruelmente el deseo).
+ Aunque suene obvio y muy básico: no volverse el amigo para que te conozca y para ganarte su confianza. Allí habrás perdido la partida, porque tú mismo te neutralizas y te descalificas entrando en la zona segura donde ella prefiere verte. No te vuelvas sumiso ni amigable.
Quiero aclarar algo. Cuando una mujer aparece como difícil o se hace la difícil, hay un juego de poder tácito, donde vence el marco mental más fuerte. Y aunque he hablado de no ningunearla, si es importante tener el siguiente marco:
«Para mí tu eres una mujer de lo más normalita del mundo».
ó
«No te como cuento en todo lo que dices/haces/piensas/te crees»
Y ello quizá implique ser escéptico respecto al marco de valor elevado o atractivo elevado que tenga ella. Por lo cual tendrás que ser más bien crítico y diferenciador, es decir, ser un buen chico que le dice que sí y que se maravilla sólo disminuirá tu valor para aumentar en el de ella. Así que tendrás que directa o indirectamente mostrarle que ella no es para tanto. Y la meta no es joderle la autoestima, la meta es que ella vea un valor significativo en ti derivado de tu seguridad y de tu forma de ver el mundo.
Las mujeres difíciles son un reto, y se ganan apostando tremendamente duro y sobre todo con una mezcla de arrogancia y devoción profunda no a ella, sino a ti mismo.
Logras a las mujeres difíciles cuando has recorrido un buen camino y has descubierto tu valor, de tal manera que te emociona ver una mujer así y sabes, con certeza, que tú mereces la pena (atención a lo que he dicho, No he dicho “que ella merece la pena”).
¿Vales una mujer difícil?
Termino con una metáfora del tenis, si eres un jugador novato y te vas a enfrentar a Federer, Murray o Djokovic, quizá al primer intento te ganarán y te arrollarán. Será la experiencia la que te lleve a domar los toros salvajes, el jugar bastante, en entrenar y el saber que sí puedes dar la lucha.
¡Es el momento de vivir una vida extraordinaria!
¡Hasta la próxima!