Cuando la culpa estropea tu avance con las mujeres
Muchos no logran conciliar su mente y sus emociones y viven divididos. La carga moral les impide abrirse por completo al placer y a la experimentación. Son muchos los que aún escucho con dilemas morales que tienen que ver con la calidad y cantidad de sus relaciones sentimentales.
Y en sus preguntas y dilemas sólo escucho a un hombre bueno que se resiste a morir, que se resiste a escuchar la voz más profunda de un hombre primitivo que desea ser más pragmático y vivir plenamente.
Éste terreno de la moral y la ética en las relaciones de pareja no deja de ser un tema bastante espinoso, sobre todo para aquellos que hemos sido guiados por una estricta moral y educación religiosa. Se nos ha inculcado la culpa y la vergüenza como mecanismos para controlar nuestro comportamiento y hacerlo más políticamente correcto, más ajustado a la norma, más apropiado a los ojos de quienes nos cuidaron o de quienes son nuestros jefes.
Cuando inicias tu camino de abrirte al mundo femenino y aprender sobre las relaciones de pareja es muy importante que logres poner en claro tus objetivos y qué es aquello que deseas. Muchos, lastimosamente, desean establecer compromisos demasiado largos al principio, y esto es algo que termina jugándoles en contra.
La perspectiva que te quiero compartir es la siguiente: es importante conocer una amplia variedad de mujeres antes de establecer compromisos definitivos con una en particular. Y en este sentido, es importante que entiendas que el camino del seductor, al menos inicialmente es un camino de exploración y de conocimiento del universo femenino. Es un camino de abrirte a la variedad de experiencias que las mujeres te pueden ofrecer, es conocer lo positivo y lo negativo de ese mundo. Es estar disponible.
Hoy día no estamos viviendo el tiempo de nuestros padres y abuelos, y las relaciones son mucho más amplias y fácilmente configurables de lo que eran hace 20 o 40 años (sin perjuicio de que antes también hubiera relaciones liberales). No te engañes, hoy día muchas mujeres desean vivir relaciones abiertas y libres y no desean comprometerse demasiado rápido. Esta generación tiene más dinero gracias al trabajo de sus padres, tiene un mundo abierto para viajar, tiene conexiones 24 horas al día los 7 días de la semana al alcance de su mano. El mundo y toda su variedad están a tus pies, pero al parecer no logras verlo, el velo moral impide que abras tu mente de la manera en la que debes abrirla para configurar relaciones a tu medida.
Ya les he contado que mi exploración inició justamente por “ponerme al día”. Mi despertar a la masculinidad y la aceptación de mi propio deseo fueron procesos que se dieron de una forma bastante tardía, por mi crianza y características personales no desperté como los demás adolescentes, hacia los 12 o 14 años, sino ya entrado en mis veinte. Fácilmente fue una brecha de 8 o 10 años.
Mientras que mis amigos y contemporáneos ya habían vivido verdaderos dramas y verdaderos momentos de amor, placer, enamoramiento, distancia, duelo, etcétera, yo recién me estaba cuestionando si era preciso declararse a una mujer o no.
Cuando empecé a abrir mi mente, a cuestionar la forma excesivamente correcta y amigable de tratar a las mujeres, empecé a encontrarme con una enorme montaña de prejuicios, de moral, preguntas que llenaban mi mente aún de más ruido y que eran algo así como:
- ¿Significa que ahora le debo hacer daño a las mujeres?
- ¿Tengo que mentir para lograr tener una relación?
- ¿Y si le rompo el corazón? ¿Podré vivir con ello?
- ¿Será posible que me esté pasando de la raya al tomar la iniciativa de ser sexual con una mujer?
Cuando yo aprendí, afortunamente, no tuve que enfrentarme a toda la explosión de feminismo radical que ha llegado de unos años para acá para castrar el deseo masculino y poner aún más obstáculos al maravilloso proceso del encuentro entre hombre y mujer. Pero ahora entiendo que existan muchas preocupaciones sobre si de repente una mujer se sentirá atacada por hacerle un halago, por robarle un beso o por empezar a tocarla en un proceso de acercamiento físico de cortejo.
Muchas complicaciones nos ponen ahora. Sin embargo, es preciso recuperar el acercamiento honesto a una mujer y la comunicación que nos permita avanzar sin culpa, sin vergüenza y sin falsos moralismos que una y otra vez terminan por dejarnos no como protagonistas sino como simples espectadores.
Y ya que menciono eso, qué inmensa frustración sentía cuando por mis propios escrúpulos personales terminaba viendo otro hombre más directo y determinado terminaba por tener una relación personal romántica y sexual con esa mujer que a mí me gustaba, y simplemente no me había atrevido.
Atención a esto: A menos que te encuentres con una patética feminista radical histérica (que son una inmensa minoría) a las mujeres les siguen gustando los hombres que hablan claro, que son decididos y que toman la decisión de gustar, atraer, besar y hacer el amor con una mujer. Eso no ha cambiado. Basta que te pongas a escuchar una conversación franca entre amigas y oirás lo que las excita, y sí, es el hombre que les propone tentaciones en forma de encuentros sexuales o físicos, es el hombre que habla abiertamente de su sexualidad, incluso es el hombre que parece no comprometido desde el inicio con ellas y que las mantiene en la incertidumbre de si es un promiscuo o es un hombre que se puede volver serio.
El drama y la tensión. No las excita el tipo decente que les dice cosas como “yo si te trataré bien” que le pide permiso para todo, y que mientras la penetra le va diciendo frases de psicología positiva.
Cambiar ese cableado mentar moralista me llevó mucho entrenamiento. Y recuerdo perfectamente el día que lo rompí. Tuve una salida de universidad a bailar, había una mujer que me encantaba, y ese día decidí decirle que me encantaría llevarla a la cama. Pude notar cómo su rostro se encendió, inmediatamente me besó. Siempre que pronunciaba cosas sexuales era como si mi boca no permitiera que las palabras sonaran, como si en mi interior hubiera una censura enorme, como si me sintiera sucio, como si me sintiera malo moralmente.
Hasta ese día. Ese día se abrió la compuerta y no se ha vuelto a cerrar. Ese día comprendí que era libre de expresar mi deseo. Ese día comprendí que para una relación hacía falta buscar determinadamente que ocurriera.
Muchas veces es posible que sientas el dilema de “herir a una mujer”, sin embargo debes entender que cada uno es responsable de sus propios sentimientos y de sus propias emociones. Y en este sentido es de hombres hablar con claridad sobre lo que deseas y sobre los términos en los cuales deseas establecer una relación de pareja. Por ejemplo, no deberías prometer amor eterno a una mujer que sólo quieres para una noche, si la quieres para pasar sólo un rato comunícalo cuando ella te pregunte qué deseas de ella, su respuesta será un semáforo para saber si avanzar o no.
Hay mujeres que desean tener una relación demasiado estable, y que sentirán utilizadas si las usas mintiendo sobre tus intenciones. Personalmente recomiendo que si una relación llega muy rápido al sexo vayas paso a paso y despacio hacia el compromiso y que le digas cosas como “nos estamos conociendo ya veremos qué pasa, pero vamos poco a poco”, es decir, tampoco te dejes manipular por mujeres que ya quieren ser tu novia, si no lo deseas hazlo a tu ritmo y da el próximo paso si estás convencido de ello.
Como hombre joven y soltero que eres en fase de exploración y conocimiento del mundo femenino no comprometas tu fidelidad con cualquier mujer. Diariamente veo a hombres comprometidos en relaciones tóxicas, rindiéndole pleitesía a mujer que no valen la pena como pareja y con un voto de fidelidad a quienes no les corresponden. La fidelidad es sólo para parejas estables cuando la relación ha sido configurada como una relación fiel. Mientras tanto ábrete a tener relaciones diversas, de corto plazo, con variedad de mujeres, en esos mismos términos, mientras llega tu momento de una relación estable.
Lastimosamente muchos buscan una relación larga para sentir la aprobación femenina. Como una especie de contrato laboral indefinido donde tu jefe, es decir, tu pareja, cada año te renueva el contrato y te sientes muy buen empleado, es decir, un hombre digno, que ya se “ganó” el amor de una mujer. Esto es absolutamente falso y es una creencia basada en la desconfianza de tu oferta.
El mundo es tan amplio que puedes tener diversas relaciones abiertas donde, en igualdad de derechos, cada uno sabe que puede tener otras relaciones, ambas partes lo saben y no hay lío. El grado maestro de la seducción es configurar las relaciones de acuerdo a lo que te gusta, y no simplemente actuando para ser aceptado. Por ejemplo, si te gustan los tríos configura una relación donde las relaciones se den con varias personas, hay miles de mujeres que buscan eso también, encuéntralo o persuade a tu pareja para explorar.
El exceso de moral, de prejuicios, y de culpa, sólo son síntomas de que te has puesto a pensar más y a actuar menos. Cuando tomas acción empiezas a abrirte al mundo y a ver que no es blanco o negro, sino que hay muchas opciones y matices.
Por último, sobre si le romperás el corazón a una mujer, ella es responsable de sus sentimientos y de sus emociones, y si has actuado con claridad de intención no tienes por qué cargar sobre tus hombros el proceso emocional de otra persona. Debo admitir que en mi camino de aprendizaje cometí muchos errores, y herí a muchas personas, pero cuando eso pasó fue porque no fui consistente con lo que quería y deseaba, porque antes de engañarles me engañé a mí mismo haciéndome creer que un cierto tipo de relación iba a funcionar, por qué manipulé a alguien para obtener lo que quería.
Si te das cuenta, la seducción te hace un hombre de honor, un hombre de principios, y ello es muy diferente a un hombre bueno lleno de prejuicios y de culpas manipuladoras. El seductor es claro, transparente, dice qué quiere, cómo lo quiere, cuándo lo quiere y en dónde lo quiere, si no lo quiere lo dice y dice por qué, habla, comunica, dialoga, con ello ellas sabrán a qué atenerse y será un ganar ganar.
Gracias por esperar a mi regreso.
¡Es el momento de vivir una vida extraordinaria!
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