Por qué te cuesta tener mano dura, ser asertivo y definir tu carácter (Parte 2)
Continúo con el análisis del por qué nos cuesta tener mano dura, tener un criterio, una opinión propia y desarrollar un carácter. Y antes de continuar con la enumeración de puntos sólo quiero que consideres algo, y es la necesidad que tiene el hombre contemporáneo de trazar una línea, una frontera, que delimite su propio carácter y personalidad y que lo diferencie del resto.
Si tu me preguntas qué es lo que más aman y aprecian las mujeres, sin duda te digo que es un hombre con un carácter definido, que tiene un criterio propio, que piensa por sí mismo y que expresa opiniones claras y contundentes, aunque muchas de ellas no sean populares ni políticamente correctas.
Mi experiencia me ha dicho que, aunque las mujeres puedan diferir personalmente de estas opiniones aprecian dos rasgos que para ellas es muy atractivo: tu valentía y tu individualidad. La valentía la asocian a un hombre que no tiene miedo social, y que por ende asume riesgos, por ejemplo, el riesgo de ser reprobado por una opinión, y también aprecian en tu individualidad la rebeldía de atreverte a ser tú mismo en un mundo donde cada vez vemos a más personas clones de otras.
Lastimosamente la voz de muchos es casi inexistente, su criterio se lo guardan para ellos mismos y por buscar aprobación ahogan su propio instinto y se resignan a pensar que están equivocados y que los demás deben tener la razón.
No se dan crédito y por ello no puede afirmarse a sí mismos. Y cuando se atreven a hacerlo lo hacen con voz tímida, sensible y están listos a escapar o disculparse por pensar de esa forma o aclarar que es “una humilde opinión” o que “desde su ignorancia piensan que” o que “con todo respeto pienso que” o “es mi opinión y sólo mía”, con lo cual desde el mismo inicio ya se están disculpando y anticipando que retirarán su posición en cuanto vean a alguien más vehemente hablando.
Ahora continuemos con la exploración de lo que pasa en el interior de las personas que son así:
- Dificultades para confiar en sí mismo: Una personalidad afirmada con un carácter definido lo tiene una persona que ha hecho un pacto consigo mismo y ese pacto simbólico en su psicología dice algo así “decido creerme, decido aceptarme, decido confiar en mi instinto y en mis emociones, decido aventurarme a ser yo mismo frente a los demás, sin pedir perdón por lo que soy, sin rogarles su aceptación. Acepto mis errores y aprendo de ellos y me atrevo a tomar los riesgos suficientes para cometerlos sin remordimientos”.
En este pacto personal con uno mismo uno acepta que uno es su propio juez y su propia consciencia, que nadie tiene derecho a juzgarte ni a posar de superior moralmente frente a ti. Descartas la vergüenza y la culpa, y aprendes a manejarlas de tal forma que sólo te dejan aprendizajes y dejan de ser esas voces constantes y acusadoras que sólo hacen que te disminuyas más y más frente a ti mismo y frente a los demás.
No tienes que posar del más inteligente, del más agudo, del más seductor. De hecho, todas esas imposiciones que te das a ti mismo sólo consiguen que vayas por el mundo social con un peso enorme, el peso de no equivocarte, de mostrar una vida perfecta, de mostrarte inmutable. Y por ello sólo te atreves a expresar lo que los demás esperan escuchar de ti, por ello no eres más que un esclavo de la aprobación externa.
Lo que la terapia me ha enseñado es que las personas se sienten muy culpables por nociones metafísicas, por creencias en el pecado que han sido incrustadas aún cuando no teníamos consciencia de nosotros mismos, en la infancia, y que tales creencias han hecho que nos creamos el cuento de que no podemos confiar en nosotros mismos. Otras personas se han traicionado constantemente a sí mismas, se han hecho promesas que no han cumplido, se han propuesto objetivos que han abandonado, otras personas tienen voces ansiosas de crítica y perfeccionismo que los persiguen constantemente y que han hecho que ante ellos mismos sean muy poca cosa.
Son del tipo de personas que se andan excusando incluso cuando son reconocidos. Por ejemplo, les hacen un halago y su piloto automático es bajar la cabeza en señal de sumisión y decir que “no es para tanto”, “que no es gran cosa”. Dudan incluso de sus mejores desempeños y se resisten a creer cuando los demás los encuentran atractivos, inteligentes, divertidos, etc.
Cuánto daño hemos recibido en nuestra formación y crecimiento. Pero no es momento de victimizarnos, no es el momento de echar culpas, es el momento de establecer el pacto con nosotros mismos, de vernos con amor, con aceptación, aprecio, consideración.
Apreciado lector, si tú no te tratas a ti mismo, si tu eres tu propia prioridad, si no tienes consideración por ti mismo, nadie lo hará. Y si lo hacen no los creerás.
No existe alguien que te salve del desamor, de la soledad, del descuido y de la crítica. Sólo tú puedes hacerlo. Y cuando empiezas te das cuenta que también puedes pedir a otros, que también puedes exigir reciprocidad, que no eres tú el que siempre tienes que dar, el que siempre tienes que ceder, el que tiene que dejar a los demás primero, el que siempre va lo último.
Empiezas a darte tu espacio y también a reclamar cuando te sientes invadido o cuando alguien intenta sacar ventaja de ti.
- Visión idealista de la humanidad: La ingenuidad y el idealismo son características del hombre bueno que terminan por convertirlo en un hombre suave, es decir, un hombre permisivo, un hombre que nunca levanta la voz, que nunca saca la espada para defenderse, del cual una y otra vez las personas se aprovechan.
Frente a este punto te propongo una negociación: Si bien es preciso que vayas por la vida sin prevenciones y sin pensar que todos te van a hacer daño, te quieren atacar o te quieren sacar ventaja, también es preciso que entiendas que las palabras y las acciones tienen un significado muy claro y que hablan por sí mismas. Y, aunque si bien las personas usualmente actúan motivadas por la buena fe, también hay otras que no lo hacen. Por esta razón es importante que entiendas que la naturaleza humana es muy contradictoria y que las personas queriendo o sin querer pueden afectarte y que ante ello deberás ser claro y sencillamente recalcar dos cosas
- Qué quieres y cómo te gustaría que pasaran las cosas
- Que NO quieres y qué pasaría si vuelve a pasar
Sencillo y claro.
Personalmente creo que las mejores fórmulas y las más asertivas se basan en sencillez y caridad. Pocos pasos y listo.
El mundo de la vida real sólo admite una falla y ya te están diciendo que debes corregirla. Y me sorprende ver personas que les hacen una, dos, tres, muchas veces lo mismo, y siguen sin protestar, creyendo que sólo son coincidencias y que las personas son buenas, nobles y de buena fe siempre.
Mi negociación es entre dos principios:
- Piensa mal y acertarás: Puede ser demasiado extremo y llevarte a cometer errores de juicio y volverte alguien reactivo. Pero, es importante contemplar sin apasionamientos cualquier opción, incluida la mala intención.
- Presumir la buena fe: También puede ser algo extremo, por cuando te hace bajar demasiado las defensas y te puede hacer pensar que incluso detrás de la hostilidad, el irrespeto, la deslealtad, la ingratitud hay buenas intenciones. Pero, es importante conceder en ocasiones en beneficio de la duda.
Son principios que matizamos, pero que nos llevan a tener la valentía de que si algo nos molesta lo decimos, si queremos que algo cambie lo expresamos, y lo hacemos a la primera, no tienen que pasar 10 veces para que digamos lo que sentimos.
El pragmatismo te da muchas respuestas, te acorta tiempos de espera, y te da un retrato fiable de la contradictoria naturaleza humana para que consideres la próxima vez que temas ser injusto, inapropiado, insensato, loco o demás juicios con los que las personas suelen descalificarse a sí mismas antes de hacer algo.
Siempre puedes reclamar tu espacio, tu territorio, pedir lo que quieres y reclamar por lo que ya no quieres que pase.
Y se me volvió a ir extenso, aún nos faltan dos puntos y los trabajaré en el próximo post. Espero que pienses en dos cosas que he buscado comunicar en este escrito:
- Establece tu pacto contigo mismo
- Recalca más a menudo lo que quieres y cómo específicamente lo quieres y reclama por lo que ya no quieres que suceda y qué pasará si vuelve a suceder.
Y espero a que sigas avanzando en mostrar ese hombre de carácter, de firmeza que el mundo necesita y que tú mismo te debes a ti para vivir una vida plena y no sólo ver cómo otros se atreven a tenerla.
¡Es el momento de vivir una vida extraordinaria!
¡Hasta la próxima!
Buscar post…
Los Podcast de Naxos en iTunes
