Hoy les voy a relatar una de los más recientes casos que he tenido en consulta, pero que refleja sin duda muchísimos casos, que se presentan en los más jóvenes pero sobre todo cuando pasan los años y nos encontramos en soledad.
La situación es esta: un hombre divorciado, tras 20 años de matrimonio decide divorciarse de su mujer porque las prioridades de ambos se enfocaron de manera exclusiva en sus hijos descuidando la intimidad en pareja, de tal manera que lo que era amor y pasión se convirtió en pura costumbre, hastío y desasosiego. La alternativa que encontraron fue el divorcio.
Tras algunos años de soledad este hombre, mayor de 50 años, se encontró con que estaba totalmente fuera de forma en lo que tenía que ver con las mujeres y el cortejo. Se sentía terriblemente solo, quizá una soledad que también provenía de su matrimonio, con la cual podríamos abrir otra historia, que no lo haré, pero que tiene que ver con la soledad de aquel que está acompañado de alguien que no lo desea y no lo ama. Pero, como digo, esa es otra historia.
Este hombre me consulta justamente en el momento en el que completa año y medio de una relación con una mujer, cercana a los 50 años, en buena forma física, pero con la madurez de una adolescente. El motivo de la consulta es el siguiente: no soy capaz de dejar a esta mujer que me ha sido infiel, me ha robado dinero, me ha convertido en un celoso, es una mujer ebria, adicta, pero no he podido dejarla.
En estos casos es cuando el rey interior de un hombre ha sido depuesto. El núcleo de la voluntad ha sido devastado, usualmente por un sutil beneficio ofrecido por esta mujer: el sexo y ciertas dosis de compañía, usualmente dispensada a migajas, pero que hacen que este hombre genere un apego tan fuerte que va por encima de cualquier atropello que esta mujer le pueda infringir.
Tuve la oportunidad de hablar con la mujer, en un proceso que devino en terapia de pareja. Una mujer cínica, que se aprovechaba de los ataques de celos de su pareja para explotar luego su culpa y explotarlo económicamente. El sexo solamente era el precio que ella pagaba para tenerlo atado, ella lo sabía, sabía que era buena en ello y no era el único con el cual ella ejecutaba esas maniobras a cambio de viajes, dinero y buenas experiencias materiales.
No es posible reducir las cosas a mujer mala y hombre bueno. Simplemente son dos personas que no debieron haber establecido una relación íntima y comprometida. A lo largo del proceso he encontrado profundas heridas en la mujer, heridas de infancia, heridas en su relación con su padre y con su madre que han configurado a que esta mujer use a los hombres y se abuse a sí misma. El camino es largo en su caso.
Nuestro protagonista, el hombre, que ha renunciado a su trono para entregar sus tesoros a cambio de sexo y compañía nostálgica es el centro de este relato. Me cuenta desconcertado que nunca en sus veintitantos años de matrimonio soportó lo que ha venido soportando con esta mujer.
Apreciado lector, tus principios y tu masculinidad es algo que debes mantener, cuidar y proteger. Si el sexo es la prioridad en tu vida aguantarás lo que sea y bajo las condiciones que sea para obtener un sexo que venga de una persona que incluso te utilice y te irrespete. En últimas, este hombre, al igual que la mujer, se usa y se abusa solamente por unos pocos instantes de placer que luego se vuelven amargos.
La relación que tienes puede cambiar tu cableado mental de creencias y tus emociones. Puedes pasar de ser una persona tranquila a ser una persona azotada por los celos y la paranoia, puedes pasar de ser una persona amable a ser una persona con inclinaciones violentas, puedes pasar de ser una persona segura y confiada en ti misma a ser una persona que empieza a odiarse y hacerse crueles recriminaciones a diario.
El arquetipo del rey enseña que es preciso tener un centro y que ese centro lo debes ocupar tú, cuando alguien ocupa ese centro es tu responsabilidad por haberte debilitado y por haberte dejado usurpar el trono. ¿Qué debes hacer para mantenerte en el centro? Te daré algunas claves:
- Es preciso que tengas claro lo que aceptas y no aceptas de una mujer y de una relación.
- Es necesario que el sexo sea un complemento de una relación sana, es decir, no puedes usar el sexo como un fin en sí mismo, sino como un medio para algo más grande que es la relación
- Debes comunicar tus reglas de vida y de relación de una forma clara y precisa, ¿Qué te gusta? ¿Cómo te gusta? ¿Cuándo te gusta? Y lo mismo con todo lo que no te gusta.
- Salva a los niños pobres, a las viudas, a los huérfanos, tus impulsos salvadores son para ejercer la caridad, pero no para salvar a tu pareja si es que llega en forma de una persona cargada de vicios y despedazada emocionalmente.
- El rey necesita ejercer la justicia, y es justo dar premio a las buenas obras y sancionar los irrespetos. Y esto es así desde el minuto 1 de tu relación, es más, desde el minuto 1 de conocer a alguien. Cualquier falta a la justicia se te multiplicará. Quien te irrespeta lo volverá a hacer hasta que no tenga una sanción.
- Si te miras al espejo y ves que estás cambiando de una forma negativa y no te reconoces, por la cantidad de cosas que has permitido que pasen sin tomar una decisión, ese es el momento de empezar el viaje para recuperar el trono, quitar al usurpador y recuperarlo. Es decir, es el momento para terminar.
Algunos elementos muy prácticos:
- No invites a vivir a tu casa a cualquiera, si llevas a una mujer a vivir contigo entiende que luego sacarla será algo tremendamente difícil. Así que antes de eso prueba a esa mujer. Es más fácil irse de una casa que hacer que alguien se vaya de la suya.
- Si una mujer llega a tu casa también debería ayudarte a cuidarla y mantenerla, no es una simple huésped, es alguien que debe cuidar junto a ti ese Reino que le has compartido.
- No te dejes atar por cumpleaños o festividades para evitar terminar: si tienes que terminar en navidad, en tu cumpleaños, hazlo. Cualquier aplazamiento es simplemente un nudo más en tu cadena.
- Entiende que muchas personas disfrazan de deseo su deseo de explotarte económicamente, y eso pasa con mujeres jóvenes y con mujeres mayores, no hay distinción. No te vendas como un cajero automático, discierne si te quieren por lo que eres o por lo que tienes. Esto es un tema particularmente importante si eres un hombre algo mayor que está solo, pero eres exitoso en lo profesional. Quizá luego profundicemos en cómo saber si te quieren por lo que eres o por lo que tienes.
¡Es el momento de vivir una vida extraordinaria!
¡Hasta la próxima!
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