Continuaré con la serie de las heridas de la masculinidad hablando de una herida específica: la herida que se expresa a través de la tiranía.
Esta herida tiene que ver con la carencia y la pobreza a niveles emocionales, físicos, de seguridad y de atención y se expresan a través de la compensación en la edad adulta. La herida tiene que ver con la escasez, la no satisfacción de las necesidades fundamentales y la desnutrición. Es importante mostrarte que la desnutrición no tiene que ver sólo con los alimentos, sino que también podemos tener importantes carencias a nivel de las emociones, haber sido abandonas, descuidados, otros han sido priorizados en lugar nuestro, quizá no hemos recibido la atención necesaria y ello se ha reflejado en nuestras relaciones.
Las estrategias de seducción han sido vistas para muchos como formas de tener el poder que nunca han tenido, y ese poder lo han convertido en una forma de dominar a otros, de aprovecharse de otros, de oprimirlos. Recuerdos dos casos que te mencionaré como ejemplos de estos fenómenos.
El primer caso tiene que ver con un cliente que en su infancia sufrió una gran pobreza, sus padres eran personas muy carenciadas en lo económico y no le suministraron cuidado a nivel físico, por esta razón creció con unas deficiencias nutricionales importantes. Así mismo, creció con una importante falta de atención y cariño por parte de su madre, quien dedicó mayor atención a otros hijos y no tanto a él. Al llegar a la adolescencia y su adultez temprana recibió rechazos de las mujeres, sin embargo, logró salir adelante económicamente. Tuvo la fortuna, y también la maldición, de conocer métodos de seducción, lastimosamente los más ratas de todos, y la forma de suplir su carencia fue a través de la ostentación económica, desarrollando un odio visceral a los pobres, que le recordaban sus humildes orígenes y, cuando tuvo la oportunidad se convirtió en alguien que utilizaba a las mujeres y que de forma compulsiva las «consumía». Veía pornografía de manera obsesiva, se masturbaba de manera obsesiva, contrataba prostitutas, tenía un negocio que le implicaba constantes viajes y en cada lugar siempre se las arreglaba para comprar mujeres, acostarse con ellas y luego desecharlas. Todo esto lo hacía mientras tenía una relación de pareja estable con una mujer que él reconocía era una mujer valiosa.
Su herida solo se sofisticó con los ingresos generosos que tenía, se operó la cara y buscó un parecido con el hombre de moda, el hombre de género urbano, tatuado, dientes postizos, barba y gorra. Compró seguidores en redes sociales y su perfil terminó siendo muy apetecido. Sin embargo, los excesos nunca son suficientes y si la billetera alcanza se hacen aún más exóticos. Empezó a sentir la necesidad de experimentar, porque ya las relaciones normales no le satisfacían, aprendió técnicas de dominación sadomasoquista y empezó a contratar transexuales. No fue sino hasta cuando su pareja estable lo sorprendió cuando pudo ver que había llegado al fondo. Su consumo excesivo de mujeres y transexuales terminó por afectar su economía, terminó por afectar a terceros que descubrieron su doble y triple vida y terminó enfermándolo
Si las heridas vitales son basadas en una inmensa escasez, desprotección y abandono su compensación será demasiado intensa.
El segundo caso, muy parecido al anterior, seguramente lo conoces, y es el caso de Diego Armando Maradona, un hombre criado en una tremenda escasez y necesidades vitales que no estuvieron satisfechas y que luego, cuando su talento hizo que se convirtiera en un hombre millonario terminó por degenerarse emocional y espiritualmente llegando a enviciarse a todo aquello que es capaz de generar un vicio.
Cada uno tiene un punto sensible, una vulnerabilidad, una susceptibilidad especial que hace que algunos se obsesionen con compensar a través de la ostentación espiritual, otros se obsesionan con el sexo, otros se obsesionan con un estilo de vida escandaloso, por ejemplo, los influencers actuales y su constante necesidad de llamar la atención. Otros pueden combinar todo lo anterior con tendencias tiránicas, donde disfrutan oprimiendo a otros y su búsqueda por el poder se basa en un deseo de controlar la vida de otras personas, disfrutan provocando dolor intencionalmente y tienen una enorme satisfacción sádica con el control total. Lastimosamente suelen usar la psicología, la persuasión, la seducción para aprovecharse de otros, utilizarlos y luego despojarse de ellos y arruinarlos física, económica, social, emocional o espiritualmente.
Algunos tuvieron escasez económica, pero abundancia emocional, ello contribuye a que logren algo de equilibrio, y aunque exista una herida vital esta podrá trabajarse y el individuo experimentará una lucha que lo puede llevar a mejorar. Pero si la carencia es afectiva, y esta implica la variable «humillación», tener que pedir limosna, comida, mendigar atención, amor, ser rechazado con crueldad en la infancia o adolescencia, allí se estará cultivando un tirano. La historia ha presenciado a muchos y ejemplos muy famosos son tiranos como Hitler o Stalin.
El cliente del que les hablé aún sigue trabajando y en una lucha visceral consigo mismo, las pérdidas han sido enormes a todo nivel y el nivel de degradación al cual llegó ha sido algo complicado de trabajar a nivel de identidad. Las obsesiones nublan la vista y una vez que la recobras empiezas a ver la decadencia que has cultivado y las personas que has dañado. El camino de regreso es arduo pero necesario, implica sanar las heridas de la escasez y también restaurar las de la vergüenza y la culpa.
Es posible sanar, si encuentras que en el fondo hay una insatisfacción profunda que ni los logros, ni la prosperidad económica, ni las muchas mujeres logran suplir, es el momento en que debes pedir ayuda.
¡Es el momento de vivir una vida extraordinaria!
¡Hasta la próxima!
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Si te interesa iniciar un plan de trabajo para sanar tus heridas y recuperar tu vida escríbeme a naxxxos@gmail.com
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